La lágrima bañada sobre la sangre muerta
hincado en ti, en tus ojos, podré osar deciros
¡detén tus labios rojos! En la piel no hay zafiros
la voz, ha sido errada sobre la tez desierta
vejez osada amada que en tus piernas me vierta
sobre tus mares flojos sobre tu ola sentiros
sin habla, sin enojos, con mis manos cubriros
mancillada y marcada de clara dureza yerta
a tu rigidez me ato sobre tu luz imploro
mueve el viento tus alas cuando al gesto lo muta
pulcro y cauto te trato si a al destello valoro
sobre mi vientre inhalas ansias de mujer cauta
y en tu victoria empato, siempre en tu ausencia lloro
y todo el gusto avalas cuando el mimo tributa
Autor: Manuel Gimeno Cervera.
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