domingo, 15 de abril de 2018

Cuerpo y mente
En la penumbra de la noche fría,
sofocante, fogosa y desatada,
te amé, como un incendio enfurecido, 
abrazado a las leyes de tu piel.
.
Amarte más allá de lo real
quemado por tu fuego incontrolado
con espasmos de amor y de lujuria,
es el deseo de mi cuerpo y mente.
.
El beso silencioso de tu boca
inunda con sus aguas mi ribera,
odiando toda sed de amor de ti
si atónito te escribo mis secretos
que el corazón oculta tras los juncos,
pero quizá mañana nada importe.
.
Manolo Gimeno Cervera
Pelea de parejas
Te digo, "maridito", que nos toca
ponernos, de una vez, a hacer limpieza.
No escupas improperios por la boca
ni finjas más dolores de cabeza.
Agarra la fregona y el cepillo,
hay mierda hasta en el agua de los gatos,
y doma las pelusas del pasillo,
que se han hecho una cama en tus zapatos.
El baño necesita un plan urgente
con un buen estropajo y detergente,
pues solo lo usaré cuando lo hagas.
Y deja de pulir los ventanales,
les sacas solo brillo a los cristales...
¿No ves que la vecina está sin bragas?


¿No ves que la vecina está sin bragas
y me tiene bastante distraído?
Si quieres busca ayuda, y luego pagas,
que yo ya estoy cansado y aburrido.
.
Me la paso limpiando día y noche
pero nunca he logrado complacerte,
no recibo de ti sino el reproche
que me hace rabiar de solo verte.
.
Que el baño está cochino, ve a limpiarlo,
que hay que fregar los trastes de la cena
y he visto telarañas en el techo.
.
Yo ya no limpio más, voy a gritarlo,
no importa que me montes una escena
y niegues tus favores sobre el lecho.
.
Luis Salvador Trinidad

.
Te niego mis favores sobre el lecho,
pues eso a lo que tú llamas “favores”
requiere una pasión que inunde el pecho
y tú despiertas solo mis horrores.
.
Si limpias un espejo de la casa,
tal vez podrás mirarte fijamente
y ver la imagen de alguien que fracasa
en todo lo que intenta últimamente.
.
Allí tienes la puerta de salida;
los dos sabemos que esto ya no es vida.
No aguanto más reproches ni más broncas.
.
Y no olvides llevarte la basura,
hay tanta que te gana ya en altura.
Que te soporte otra mientras roncas

¿Que te soporte otra mientras roncas,
te atreves a decir, mujer maldita?
Sabiendo lo que sé, hermafrodita,
te aguanté, cual imbécil, ¿y me abroncas?
*
Me parte tu maldad y me destroncas,
tan única te crees, cosmopolita,
que ya me pedirás la cucharita,
te habrás de conformar con las toloncas.
*
Quizás ellas te den lo que mereces
pariendo palomitas de maíz
con esas celulíticas caderas.
*
Qué injusta es esta vida muchas veces,
te casas para ser un infelíz
sufriendo como preso en las galeras.
Carlos Corredor Camara

¿Mas sufres como preso en las galeras?...
¡Mal rayo te fulmine cabezón!,
que quede tu esqueleto en un rincón
tan negro como pútridas maderas.
Tus palabras traspasan mis fronteras,
para eso sí que tienes un gran don,
enorme, cual ronquido de dragón.
¿Te atreves a insultar a mis caderas?...
Que sepas que las tengo sinuosas,
cadentes y redondas, ¡So bastardo!
Y debajo unas piernas de mareo,
Tu no puedes decir las mismas cosas,
eres retrato fiel de un oso pardo.
¡Haz tú las palomitas, fariseo!

¿Haz tú las palomitas, fariseo?
Anda, tonta, dejemos los insultos
que a los dos nos estorban tripa y bultos,
pero ya va tocándole al deseo.
Así que, corazón, llega el aleo,
fundir nuestros tesoros tan ocultos
actuando unos minutos como adultos
aunque luego volvamos al puteo.
Entre col y col, coño, una lechuga,
que, si no, no hay cojones quién te aguante,
deja ya que este macho man se exhiba,
cuando toque el trabajo, se apechuga,
¡yo te haré palomitas, so elefante!,
¡pero pon ya las piernas para arriba!
Juan Risueño Lorente

"Pero ya pon las piernas para arriba,
hazlo pronto, mi amor, que no me aguanto
-me decías anoche y, mientras tanto,
observé que el " impulso " se te iba-;
no comprendo por qué se me derriba,
ya verás como ahora la levanto;
si me entregas un poco de tu encanto
lograré que el temor se desinhiba"
No hubo nada, no quiso despertar;
ni masaje ni mimos; con la boca,
conseguir reanimarlo no logré.
Quedaste lamentando tu pesar,
pero yo, como estúpida yudoca,
con las patas arriba me quedé.
Caludia Beatriz

"Con las patas arriba me quedé".
¡Vaya un gato! sin uñas y sin dientes,
van de entierro vecinos y parientes,
del tejado cayó, a lo que se ve.
El maullido ha quedado en un traspié
y en las ramas colgados los pendientes,
compungidos, llorosos y silentes,
otros toman galletas con el té.
Me perdone si pido la licencia
para no levantarme, estoy cansado,
de marchar por las calles del mercado,
me despida con garbo su excelencia
y disculpe si yo sigo acostado,
las gracias le daré por su paciencia.
Enrique Sabaté

.
“¿Las gracias me darás por mi paciencia?”
Vaya morro que tienes, “maridazo”,
¿acaso te avergüenza el gatillazo
que desencadenó tu incontinencia?
.
No me vengas ahora con la urgencia
de quererlo arreglar y molar mazo,
porque eres tan zopenco, tan pelmazo
que mereces un plus de indiferencia.
.
Levántate del catre de una vez
y ponte a trabajar en la cocina.
Tu pereza es atávica, ¡pardiez!
.
Y deja de mirar a la vecina,
que no podrá curarte la sandez
que cualquiera, de lejos, te adivina.

“Que cualquiera de lejos te adivina”.
Hay mucho que decir, yo aquí me pienso,
tal vez puedas creer que soy un censo
y tenga sin embargo pie de encina.
.
Dureza en la madera para pina
y en cuanto a derechura ser propenso;
y me acompaña un tronco que es inmenso,
tanto, que un fuerte viento no lo inclina.
.
La vecina me tiene sin cuidado,
eres tú, por la cual siempre a tu lado
bebiendo de tu fuente yo estaría.
.
En mis sueños tu caño me exaspera
cuando veo correr esa reguera
que a tus cumbres las baña noche y día.
.Manuel Mejía Sánchez-cambronero

Que a tus cumbres las baña noche y día
fue la frase de amor que me dijiste,
un disfraz que guardaba cobardía,
aunque quiero creer que me quisiste.
Sería siempre reina en el hogar,
me darías la luna y las estrellas...
no pensé que el sufrir iba a la par,
ni en lavar tus calzones ni tus huellas.
Tirado en el sillón toda la tarde
rascándote el ombligo y la cabeza.
¡Ponte a fregar, inútil, los rincones!
Estoy harta de ti, mi humor ya arde;
por lo menos asea bien tu pieza.
¿Será que son así por ser varones?
Diana Santiago

¿Será que son así por ser varones?
¿es esa tu flamante conclusión?
encendamos mejor nuestras pasiones,
y entrégame mujer tu corazón.
.
Conquístame mejor con ese encanto
que tienes por debajo de la falda,
cambiemos en orgasmos nuestro llanto,
y encájame tus uñas en mi espalda.
.
No obstante si te gustan las peleas,
luchemos en la cama del deseo,
allí tu gemirás hasta que veas
que tienes en tu cárcel a este reo.
.
En la cama se aplacan las conciencias,
y se arreglan mejor las diferencias.

Y se arreglan mejor las diferencias
tú bien lejos, con tu hábito asqueroso...
vete pues, y consuma tus carencias
con las putas que gozan de tu acoso.
Ya no deseo oír de tus argucias
y tus tibias palabras seductoras
que desatan mi cólera , y ensucias
la albura de mis manos redentoras…
.
No te quiero a la noche aquí a mi lado
con tus manos oliendo a absenta y humo;
ni tu instinto de bestia, enajenado…
vete a dormir, que en penas me consumo!
.
Y recuerda, al salir cierra la puerta,
pues tu presencia abruma y desconcierta...

Pues tu presencia abruma y desconcierta
impúdico truhán que desahogas
en bacanales cuanta inopia oferta
te ofrece el desatino en el que bogas
por mares de licor, tabaco y yerta
razón, con la que cómico interrogas
tu estatus de Don Juan, (esa desierta
y obtusa condición) con que prorrogas
tu apócrifa postura ante la vida.
Así que vete ya..., me tienes harta
y sin hallar consuelo a tanta herida.
No vuelvas a mi vera, y ni una carta
te atrevas a escribirme. Ve, y descuida,
que ya hallará tu mal quien lo comparta.
Carlos Hernández

El panal de la ternura
.
Que ya hallará tu mal quien lo comparta,
me gritas desde el fondo de tus celos,
ocultando tu furia tras los velos
de un victimismo gris que me reharta
.
Me voy, que de tu juego ya estoy harta,
dejando tus miserias por los suelos,
con el amanecer de mis desvelos
allí, donde el amor no se coharta.
.
Si de verdad me amaste un solo instante,
déjame despertar a un nuevo día
y no finjas tu llanto de amargura.
.
Y déjame partir cual ciego amante
cubierta con mi gris melancolía
en busca del panal de la ternura.
.
Mari Carmen Rodríguez Camargo

En busca del panal de la ternura
he morado en los claustros de la umbría,
donde reinan las sombras todo el día
y del alba al ocaso es noche oscura.
He implorado al chamán de la herradura
que la luna ilumine tu poesía,
y se borren del alma, amiga mía,
las heridas que el tiempo no sutura.
Aunque un lluvioso día te enamores,
se hará en tu corazón la primavera
y anidarán en él los ruiseñores;
como un río de luz en torrentera
te calará el aroma de las flores,
como cala el amor por vez primera.

Como cala el amor por vez primera,
con esa lluvia fúlgida y dorada…,
como se abre la rosa a la alborada
quisiera que el amor me renaciera.
Mas este corazón ya nada espera,
puesto que la ilusión quedó agostada
al negarle a mi sed, enamorada,
el manantial que antaño te fluyera.
Si ya no soy la llama de tu lumbre,
ni la flor ni la estrella de tu anhelo;
déjame que yo sola me acostumbre
a andar por este mar del desconsuelo…
Puede que en la negrura se vislumbre
un resquicio de luz en otro cielo.

Un resquicio de luz en otro cielo
con pinceles dorados de dulzura...
¿verdadera es acaso tal negrura?
¿nos depara el destino triste duelo?
Acusar lleva siempre al desconsuelo
hasta el filo brutal de la amargura,
como salas la llaga en su abertura,
como hieres mi ser con tu escalpelo...
¿Acaso no recuerdas -te lo ruego-
aquel beso primero en nuestros labios?
¿acaso no encendimos aquel fuego
con ansias de entregarnos sin sosiego?
¿por qué no siendo necios seamos sabios
volviendo a nuestro amor y a nuestro apego?

¿Volviendo a nuestro amor y nuestro apego?,
¡ni loca, me recuerdas al demonio!,
diez años de un maldito matrimonio
no dejan más opción que un "hasta luego".
Jugaste a ser "machito", yo, me niego,
me sube la tensión y me endemonio.
¡Ya sé donde gastaste el patrimonio,
borracho, jugador y mujeriego!
Anda y ve que te lave los calzones
la "guay", la que se come los mariscos,
a ver si tanto amor como te tiene,
cuando se acaben "pasta" y atenciones
y amanezcas con vientos levantiscos,
a mirarte al careto se detiene.
Verso Prisionero

A mirarte al careto se detiene
ese impulso que tengo todo el día
de beber de tu boca seca y fría
y un mal trago al estómago me viene
Se le quitan las ganas a mi pene
cuando veo esa carne que fue mía,
y comienzo a añorar mi soltería.
Soy borracho, que nadie me condene,
pues sufro la condena del casado.
Porque tus rosas huelen a difunto,
¡me censuras por ser un mujeriego!.
Te borré de mi vida y del listado,
muy cansado me tienes, y pregunto,
¿por qué a tu boca se le apago el fuego?

"¿Por qué a tu boca se le apagó el fuego?"
-me preguntas- ¡Maldito renacuajo!
Tú que hueles a etílico y a ajo
y andas en cuatro patas, cual borrego.
De tus fluidos secos, yo reniego,
pues de nada te sirve el triste cuajo,
si siempre se mantiene cabizbajo
y no tiene, de antaño, el mismo fuego.
Mi rosa tiene olor a frescas rosas;
es tu naso el que está tan atorado,
con mugre, con partículas grasosas..
¡Vete, Ya, con mujeres "hacendosas"!
¡Yo me iré a buscar a mi abogado,
pues de mí, viejo flaco, te desposas!
Isa Terezano

Pues de mí, vieja ruin, te desesposas,
llegado debe ser el gran momento
de, al fin, poder decirte lo que siento
a ver si así comprendes cuatro cosas.
Me voy, no con mujeres hacendosas,
como dices. Me voy a tomar viento:
Más limpio, a ser posible, que tu aliento.
Más libre que tu angustia y tus esposas.
Ese fuego que un día conociste
y pareces hoy día echar de menos
no se ha apagado solo, porque sí.
Se apagó, linda flor, porque pusiste
bromuro, por paliar mis desenfrenos,
en mi sopa, capullo de alhelí.

En mi sopa, capullo de alhelí,
hay más calor que en tus odiosos brazos,
pues del amor no quedan ni retazos
y solamente el frío mora aquí.
¿Dónde marchó aquel hombre del que fui
cautiva entre sagrados verdes lazos?
¿Cuándo partió el cariño, y los rechazos
mataron la alegría en qué viví?
¿Por qué, mi amor, por qué surgió la duda
si fuimos uno solo, tú mi sombra,
y yo un brazo de mar sobre tu orilla?
Ahora, sin tu amor, estoy desnuda,
pero a ti ni te importa ni te asombra
la lágrima que surca mi mejilla.

La lágrima que surca mi mejilla
yo también la sufrí sin que lo veas,
que mejor la derramo en la buhardilla.
De ti no hay comprensión, solo cabreas.
Despierto con el sol de la mañana
y solo me motiva mi familia,
traer lo necesario a la semana,
o viviremos siempre en la vigilia.
No soy tu general, ni soy tu niño,
ni te ordeno, ni acato tus maneras.
En tranquilidad quiero estar contigo.
Solo pido respeto y tu cariño,
en la casa te ayudo cuando quieras,
soy tu esposo mujer, no tu enemigo.
Alex Smith

“Soy tu esposo, mujer, no tu enemigo”
-dices- amurallando la ternura
y bordeando el dintel de mi figura
hasta cortar mi aliento con tu abrigo.
.
Sé que con mis demandas te atosigo
y que tus alas buscan nueva altura;
si amarme es negociar con la locura,
aquí en mis pechos busca tu castigo.
.
No hay beso prolongado hasta lo eterno,
hasta el más bello gesto luego agota...
¿Quién puede retener la primavera?
.
No llevas tú el timón ni yo gobierno,
bebamos del amor gota tras gota
antes que el tiempo anegue nuestra hoguera.
.
Mardy Mesén Rodríguez

"Antes que el tiempo anegue nuestra hoguera"...
¿no ves que todavía en él me anego,
buscando tu calor, mirando ciego,
doliendo sima en lo que fue cimera?
Después de tanto amor, de tanto apego,
de tanta llama incólume, quién fuera
a inferir un final de esta manera,
mirando triste la vejez del fuego...
Está la noche a nuestra luz venciendo,
démonos tregua del insulto. Un toldo,
por que este tiempo no lo apague, hagamos.
Venzamos con silencio tanto estruendo,
recordando a la luz de este rescoldo
que, felices, un día, nos amamos...
Roberto Francisco Almeyda Rospigliosi

"Que, felices, un día nos amamos... "
Si me voy a esos tiempos, la sonrisa
se me adhiere a los labios. Tanta prisa,
la rutina y la rabia son los amos
.
que nos atan, cariño. Pero, ¡vamos!,
aunque no podré nunca ser sumisa,
soy la misma con voz de pitonisa
que una vez te encantó. Si nos miramos
.
como niños, capaces del asombro,
que se olvidan de ofensas y, en su juego,
convierten lo pasado en carcajadas,
.
puede ser que de todo nuestro escombro
armemos otra torre que, sin ego,
devuelva la ternura a las miradas.

¿Devuelva la ternura a las miradas?,
me dices, emplazándome a la gloria.
Soy bizco, te lo sabes de memoria,
y el héroe de las testas coronadas
que siempre ha sucumbido a tus llamadas
y atiende a tus caricias con euforia.
En cuanto a compartir, otra es la historia.
Los hombres, lujuriosos, en manadas,
acuden como locos a tu lado,
lo entiendo, tu belleza incomparable
es mucho para el simple aficionado,
y, acaso, me resulte detestable
fingir, como un pimpollo ilusionado,
que no soy un felpudo miserable.

!Qué no soy tu felpudo miserable
ni soy tu marioneta, so demente!
Conmigo todo es claro, diferente,
no busco tu limosna lamentable.
Si quieres que me sienta yo culpable
del circo que has montado de repente
tendrás que ser cabal y consecuente
y no un niño pequeño irresponsable.
A mí no me provoques, ten cuidado,
no juegues con mi lado más sensible
ni quieras gobernar mi corazón.
Tu sabes que te quiero demasiado,
mi amor es un amor irrepetible.
!Ya quítate la venda, cabezón!

martes, 20 de febrero de 2018

El Teatro de Sombras de Ofelia (Corona de Sonetos)
Soneto 0
Hay muchas sombras solas en la vida,
tristes, sin dios, sin reconocimiento,
vagan sintiendo su dolor, su herida,
la ausencia de calor es su tormento.
El brillo en la mirada de una anciana
percibe en la negrura tenebrosa
la luz de los deseos sin mañana,
transmuta su existencia temblorosa.
La oscuridad, sintiéndose insegura,
encuentra su lugar y la manera
para vivir en este sinsentido.
Al ser reconocida con ternura
y saber que en el mundo hay quien la quiera,
redime su tristeza y lo sufrido.
.
Helena Restrepo
Soneto I
Hay muchas sombras solas en la vida
que buscan la razón a su existencia;
olvido son del alma preterida
y ajenas al valor de su conciencia.
La nuda soledad, su fiel morada,
condena sus vivencias al letargo,
y, ante esa situación desamparada,
se nutren de vigor ante lo amargo
y buscan desasir sus ataduras.
Se aferran al coraje palpitante
de Ofelia, siguen su presentimiento
y dejan de vivir, esas figuras
-renace de la nada el nuevo instante-,
tristes, sin dios, sin reconocimiento.
Marcos Circenses
Soneto II
Tristes, sin dios, sin reconocimiento,
arrastran su penuria en solitario;
son ánimas que esperan el momento
de alcanzar el dintel del escenario.
Encuentran, junto a Ofelia, los motivos
para amar sus dramáticas facetas
y ocupan un espacio entre los vivos
a través de la voz de los poetas.
Aunque ya no respiran tras su pieles,
la anciana las observa con orgullo
porque bordan la farsa desmedida.
Mientras ellas aprenden los papeles
y sienten que el teatro es todo suyo,
vagan sintiendo su dolor, su herida.
María Rosales Palencia
Soneto III
Vagan sintiendo su dolor, su herida,
maldita la hemorragia que no cede.
Sufriendo una amargura enardecida,
laudo eterno que nada lo trasgrede.
La anciana las cobija con sus brazos,
pues para ella el pecado no se oculta,
le lloran con el alma en mil pedazos,
asidas como a un preso a quien se indulta.
Representan las sombras su gran acto,
cubriendo con careta su alma muerta
sin que nadie sospeche su lamento.
Aunque la llaga hiede a putrefacto,
sufren dolor, no por la herida abierta,
la ausencia de calor es su tormento.
Alex Smith
Soneto IV
La ausencia de calor es su tormento,
tan frío como el témpano temprano
que se alza en la rosada, polvoriento,
y nace en soledad sin lazo humano.
Es lívida y feroz, ruda y agreste,
la estancia en el salón, la etérea risa
el velo de la noche, luz celeste;
la niebla, en el silencio, es blanca prisa.
Recuerdos y emociones, leyes, normas,
conjuran, los crepúsculos, la ausencia
de encuentros al trasluz en la ventana.
Amaga, en los estilos y las formas
de espíritus de libre iridiscencia,
el brillo en la mirada de una anciana.
Enrique Sabaté
Soneto V
El brillo en la mirada de una anciana
revela en las tinieblas su gran luz,
la luz de quien anhela aquella arcana
aurora sin lo amargo de la cruz.
Un soplo es esa vida pasajera
en este panorama tan remoto
y siempre nuevo, donde en la frontera,
se encuentra Ofelia en su teatro ignoto.
El mundo desconoce su talento,
las sombras reconocen su fulgor
y el don de su existencia provechosa.
La luz de los poetas de este cuento
fulgura con la magia que el amor
percibe en la negrura tenebrosa.
Teresa Amado Nervo
Soneto VI
Percibe, en la negrura tenebrosa,
el alma de sublimes estructuras
e intenta liberarlas, cautelosa,
por medio de su amor y sus lecturas.
Comparten soledades y pobrezas
y siguen un camino por el verbo,
mas saben que, al compás de sus destrezas,
se llena de dulzura el mundo acerbo.
A veces surgen leves discusiones,
peleas caprichosas e infantiles,
que dejan al trasluz la parte humana.
Al punto, las soñadas ilusiones
desvelan los aspectos más sutiles,
la luz de los deseos sin mañana.
Tere Bas
Soneto VII
La luz de los deseos sin mañana
es como la agonía, la tortura
que tiñe la razón de sangre grana
al primer resplandor que el sol supura.
En las oscuras noches de clamores,
las sombras se pasean sin grilletes,
sin luna, sin estrellas, sin temores,
por el aliento afín de los sainetes.
Duele la soledad de su belleza,
la herida en su garganta, pecho y ojos.
¡Insoportable voz supersticiosa!
Apoyando su tez en la maleza,
Ofelia deja el alma entre rastrojos,
transmuta su existencia temblorosa.
Manolo Gimeno Cervera
Soneto VIII
Transmuta su existencia temblorosa
en un reino de sombras, sin dolor;
la ilusión es la savia más hermosa
que su teatro da al espectador.
Cada función es juego y es combate,
descriptiva emoción en anarquía;
su viejo corazón de nuevo late
mientras repite estrofas de poesía.
Tanto ruido en el mundo le es adverso,
por eso Ofelia expresa, sublimada,
la llama del lenguaje, su aventura.
Ha huido del fulgor de su universo,
cohibida de esa voz aventajada,
la oscuridad sintiéndose insegura.
Mardy Mesén Rodríguez
Soneto IX
La oscuridad, sintiéndose insegura,
deposita en su cálida pujanza
el caudal de su tenue arquitectura,
expectante de amor y de confianza.
Disciplinada, Ofelia, saca cuentas,
apuntes de su pálido inventario:
silencio, vida gris, horas muy lentas...,
un corazón enorme y solitario.
"¿Qué tengo que perder? Nada -se dice-;
¿qué tengo que ganar? ¡acaso tanto!..."
y aunque nada ganara ni perdiera.
La bondad con su ingenio se condice,
y, creando un refugio de su manto,
encuentra su lugar y la manera.
Roberto Francisco Almeyda Rospigliosi
Soneto X
Encuentra su lugar y la manera
de crear, entre sombras, fantasías,
logrando ser aquello que antes era
entre espacios mentales y utopías.
Da vida a sus recuerdos fantasmales,
que viven como viven las personas
que interpretan papeles teatrales,
felices como hadas juguetonas.
Renuncia a su letal aburrimiento,
asumiendo una vida imaginaria,
más allá del teatro tan querido,
y se echa a andar, sin rumbo, a paso lento,
a ningún lado, de frente, como un paria,
para vivir en este sinsentido.
Luis Salvador Trinidad
Soneto XI
Para vivir en este sinsentido,
para gozar las pautas del presente,
para tornar en vivo lo antes ido,
Ofelia se fusiona con lo ausente;
regala la experiencia de su viaje
en soplos del olvido rescatados,
e impregna, con su indómito coraje,
a sombras señaladas por los hados.
Transforma cada acto su palabra,
y esculpe primaveras sobre el lienzo
que torna en ilusión la forma oscura.
Pues goza, sueña, vibra, mientras labra,
apenas sin notarlo, otro comienzo
al ser reconocida con ternura.
Mar Garcia
Soneto XII
Al ser reconocida con ternura,
la sombra campa etérea y amistosa
junto a Ofelia, el ángel que procura
sacarla de la crónica escabrosa.
La mirada indulgente de la dama
hará que se ilumine su reflejo,
creando sobre el suelo un pentagrama
a modo de fantástico cortejo.
Su propia levedad la identifica
como algo personal e intransferible
capaz de estremecer a quien la viera,
porque una bella anciana reivindica
su lugar en la historia, ser visible,
y saber que en el mundo hay quien la quiera.
Teresa Fernandez
Soneto XIII
Y saber que en el mundo hay quien la quiera
conforta el generoso corazón
de quien humilde poco pareciera,
mas se dejó llevar por la ilusión
Cuando escapó su afecto verdadero,
a cara descubierta y sin bagaje,
abrió su bolso, se caló el sombrero,
y marchó como el viento entre el follaje.
Acogió a cada sombra en armonía
e identidades repartió feliz,
otorgando al incógnito un sentido.
Supo Ofelia ofrecer su compañía
y, apuntalando en nubes su raíz,
redime su tristeza y lo sufrido.
Inmaculada Nogueras Montiel
Soneto XIV
Redime su tristeza y lo sufrido,
susurrando a las sombras el libreto
que resurge en su mente cual latido

de un viejo corazón de amor repleto.

Ella guarda en el alma las historias
de dolor o placer, y allí se hacinan,
como un regio pilar de sus memorias
donde todas sus sombras se adoctrinan.
Una mañana gris de primavera,
Ofelia se marchó sin equipaje,
por sus sombras, al cielo, perseguida.
La clara voz de su virtud entera
se eleva como nítido mensaje,
¡hay muchas sombras solas en la vida!
Mari Carmen Rodríguez Camargo
Corona 2 , basada en el Cuento: El Teatro de Sombras, de Michael Ende. Hecha por componentes del Grupo: "Malditos Bastardos" 19 de Febrero 2018
El teatro de las sombras de Ofelia
(Corona de sonetos)
.
Soneto 0

Ofelia es la mujer predestinada,
es ella el alma máter de este cuento:
la anciana acoge sombras de la nada
y en ellas cobra vida el sentimiento.
.
Enseña a sus amigas cada día
a hinchar el corazón de la belleza,
son muchas las que aprenden poesía
y el verso tibio aleja la tristeza.
.
Oculta su pasión a los mortales,
le da la espalda al mundo conocido:
Ofelia tiene un aura diferente.
.
Da aliento a sus anhelos teatrales,
esmalta la existencia de sentido
e ignora los murmullos de la gente.

María Rosales Palencia
.
.
Soneto I

Ofelia es la mujer predestinada,
de estirpe gris y de existencia noble,
pariente secular de la enramada,
encarnación totémica del roble.
.
Pequeña como un astro titilante
que se destaca en medio de la bruma,
entusiasta, lacónica, exultante,
¡para volar nomás le falta pluma!
.
Y aquí me callaré. Dirán sus obras
mucho más que mi numen apocado,
que débil me será todo argumento
.
para cantar sus múltiples zozobras,
que al fin solo doy forma a lo narrado:
es ella el alma máter de este cuento.

Roberto Francisco Almeyda Rospigliosi
.
.
Soneto II

Es ella el alma máter de este cuento
a pesar de su talla diminuta;
con una voz menuda, como el viento,
susurra los libretos y disfruta.
.
Su puesto está detrás de bastidores,
desde donde las letras siempre besa,
para que no enmudezcan los actores,
y no quiere brillar, no le interesa.
.
Y, cuando el escenario queda oscuro,
vacío de talento y sin oficio,
Ofelia está perdida, desolada;
.
su paso se hace lento e inseguro,
mas descubre un insólito servicio:
la anciana acoge sombras de la nada.

Helena Restrepo
.
.
Soneto III

La anciana acoge sombras de la nada,
que, junto a su pasado, va arrastrando.
De espinas su cabeza coronada,
la oscuridad la sigue conquistando.
.
Escucho sus lamentos que estremecen,
su ser está sangrando desde dentro,
¡ya las fuerzas de Ofelia languidecen!,
demonios se acumulan en su centro.
.
Vierte lágrimas rojo carmesí,
marcando sus mejillas al caer;
ya nada causará más sufrimiento.
.
Mirando al cielo, dice: ¡ya vencí!
las sombras ven el nuevo amanecer,
y en ellas cobra vida el sentimiento.

Diana Santiago
.
.
Soneto IV

Y en ellas cobra vida el sentimiento,
y en ellas aparece la amargura
del pétalo, su flor y su sarmiento,
su raíz que adolece de ternura.
.
¡Oh, triste, la muchacha enamorada!,
Las huellas que seguía en su asfixiar
apagaron el brillo en su mirada,
aunque nunca dejara de soñar.
.
Iba un sí, sempiterno y solitario
en su pecho, redobles de un tambor
en su boca que aciaga enmudecía.
.
Desdobló enloquecida su sudario,
como loca, los tintes de su amor
enseña a sus amigas cada día.

Carlos Corredor Camara
.
.
Soneto V

Enseña a sus amigas cada día
la pasión extenuante que la envuelve,
esa necesidad en sí vacía
y que, al tiempo, tan plena y honda vuelve.
.
Ofelia toca el alma a lo diverso
y a escena salen alas de los ojos,
bordando tanto como lleva inmerso
y andaba maniatado entre cerrojos.
.
De nuevo, sumergida en la lectura,
ven la luz personajes investidos
que aprenden a versar con sutileza.
.
Si enmudecen apunta con soltura.
Así regresa el aire a sus latidos,
a hinchar el corazón de la belleza.

Juan Risueño Lorente
.
.
Soneto VI

A hinchar el corazón de la belleza,
que queda en sus pupilas reflejada,
una nueva andadura, Ofelia, empieza,
una nueva andadura esperanzada.
.
En unión de su sombra, sigue andando,
dejando atrás las zarzas y el espino;
mas, durante el camino, van llegando
otras sombras sin dueño ni destino,
.
y piden que la anciana las recoja,
puesto que están cansadas de vagar,
ya que nadie en el mundo las quería.
.
Pero ella se conmueve y las aloja,
pues sabe que, al sentirla recitar,
son muchas las que aprenden poesía.

Carmen Aguirre
.
.
Soneto VII

Son muchas las que aprenden poesía,
las sombras liberadas y confusas
por átomos de luz, es rebeldía
sedienta en la fontana de las musas.

Palabras declamadas en un hilo
de voz imperceptible y amorosa:
un arma terrenal de doble filo,
de amable sentimiento y melodiosa.

Tan sólo se distingue, etéreo rayo,
la mano que saluda y languidece
en la conversación: ¿duda o certeza?

Silencio celestial, mudo desmayo,
en lágrimas solemnes reverdece
y el verso tibio aleja la tristeza.

Enrique Sabaté
.
.
Soneto VIII

Y el verso tibio aleja la tristeza
cuando la noche viene galopando
con los ojos vacíos de nobleza,
con sus rizos de plata envenenando.
.
Saturada de dudas amanece,
con el temor del miedo en sus entrañas,
y el brillo alegre de sus ojos crece
mientras el viento seca sus pestañas.
.
Abraza con sus alas al ocaso
que se adueña de todos sus respiros
con la muerte esperando en los juncales.
.
Con la mirada herida del fracaso
maldiciendo los últimos suspiros,
oculta su pasión a los mortales.

Manolo Gimeno Cervera
.
.
Soneto IX

Oculta su pasión a los mortales,
y las sombras dibujan sus ensueños
luminosos en días surreales
donde el arte y la magia son sus dueños.
.
Ofelia en sombra y luz desenmascara
el don que se ocultaba en la sordina
al místico teatro que creara,
al fin de su existencia que declina
.
en dura soledad y anonimato,
en rica y singular literatura,
sin nunca haber al mundo relucido.
.
Se le abren otras puertas, por mandato
del cielo y por el ego; su bravura
le da la espalda al mundo conocido.

Teresa Amado Nervo
.
.
Soneto X

Le da la espalda al mundo conocido
en busca de ilusiones sin fronteras
y sueña que sus sombras se han metido
en viejas poesías prisioneras.
.
Jamás se rinde al negro de la noche
ni al sol abrasador de la mañana
y no hay en su cansancio ni un reproche,
pues sabe que al final el tiempo gana.
.
Apenas un susurro silencioso
recorre el escenario como antaño
y evoca algún recuerdo de su mente.
.
El brillo de un pasado luminoso
le confiere a su cuerpo un don extraño;
Ofelia tiene un aura diferente.

Tere Bas
.
.
Soneto XI

Ofelia tiene un aura diferente,
es hada de los tristes, es la lanza
cuyo ristre se abraza al inconsciente
entre locura y mágica esperanza.
.
Es amoroso sol de dimisorias
brumas donde la luz perdió su albura;
la cristalina voz de esas historias
que a las sombras dan vida y singladura.
.
Suspira, ríe, sueña, es su costumbre
endulzar del momento la aspereza
entre ensayos y actores espectrales.
.
Y esa pasión burló la pesadumbre,
pues el lírico drama que encabeza
da aliento a sus anhelos teatrales.

Mardy Mesén Rodríguez
.
.
Soneto XII

Da aliento a sus anhelos teatrales.
El mundo no se cambia de repente:
las sombras se harán dioses inmortales
para modificarlo lentamente.
.
Pues siguiendo la ley del universo
no interesa la nimia actualidad
pero sí que se alumbran, verso a verso,
nuevos mundos y nueva humanidad.
.
No es mesiánica, Ofelia. Mas intuye
que el suyo es precursor de otro escenario
cuando ella y sus sombras se hayan ido.
.
Y dando tiempo al tiempo todo fluye.
Lo más simple, es decir, lo extraordinario
esmalta la existencia de sentido.

Manolo Gonzalez
.
.
Soneto XIII

Esmalta la existencia de sentido,
un sentido real e imaginario
que separa a la muerte del olvido
y ofrece a cada sombra su “sombrario”.
.
Ofelia en su teatro está instalada
en medio de fantasmas y recuerdos.
Se encuentra en el pasado congelada
incapaz de vivir como los cuerdos.
.
Al alma que se encuentra la recoge,
y le hace revivir su fama y arte
en un gran escenario inexistente.
.
A las sombras mortales las acoge,
convierte a cada ser en su baluarte
e ignora los murmullos de la gente.

Luis Salvador Trinidad
.
.
Soneto XIV

E ignora los murmullos de la gente
aquella a quien la nada le dio todo.
Las sombras de una savia indiferente
le legan, tras morir, el acomodo.
.
La farsa y la tramoya, la tragedia
y el drama, la farándula y la rima,
se besan con el verso y la comedia,
liberan de la escarcha a la calima
.
e inyectan de fulgores un proscenio
que muestra su virtud ante la gloria.
Se calma esa avidez inveterada
.
que tienen los que admiran el ingenio,
pues saben que, por siempre en la memoria,
Ofelia es la mujer predestinada.

Marcos Circenses
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Corona 1 , basada en el Cuento: El Teatro de Sombras, de Michael Ende. Hecha por componentes del Grupo: "Malditos Bastardos" 19 de Febrero 2018

jueves, 29 de junio de 2017

Manolo

Eterno enamorado de la vida
que le hizo a "trece rosas" su soneto;
Él es como un hermano a quien respeto,
fue el mentor de mi tinta distraída.

Era el café, temprano en la mañana,
que se enfrió por dimes y diretes
hasta quedar la borra en los tapetes
que confiscó la guardia de la aduana.

Confidente de tantas amarguras,
la palabra oportuna y la amistad
(que quizás la cansó mi soledad)
y por eso escaló otras alturas.

Solo puedo decirte, don Manolo,
que extraño tu café. Me siento solo.


Jsoe Batazos