jueves, 29 de enero de 2015

EN UNA NOCHE CUALQUIERA

La eterna luz del fuego nos alumbra, 
¡danza! El baile de las sombras fugaces 
en la arena estéril, pies descalzos, 
siente y tiembla en este instante profundo,
que las bellas voces bailen y bramen 
y luce la piel de los pies sangrados. 



De sangre te infartas, los dedos rumban 
expresan con ganas y sin negarse,
fieles artistas fueron aceptados 
con devoción arden, el grito pausan
los sonidos honro, frío plumaje. 
La Luna, con su cortejo de ahijados, 



son jueces de la paz y la ley zurzan, 
serán todos nombrados, por coraje 
serán, mientras haya albas, adiestrados
y la danza de la muerte rezurzan. 
Llevaremos la mirada flagrante 
y el misterio sobre el pecho marcado.




Autor: Manuel Gimeno Cervera.
Derechos reservados.

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