Con la mente postrera, mi pensamiento helado
¡qué me importa tu día! Si el pulso no te siente
con toda esta alma mía. Si el corazón no miente
en noche linsojera con gemido cansado
¡dime, muerte, qué muera! Sobre su piel anclado
cuando voz yerma ardía sobre noche valiente
con luna llena fría. Ciego, mudo, sonriente
con torpeza severa, no fui ángel amando
si, eres mía y te has ido con mirada dorada
con herida curada, cuando mi luz decrece
cuando en tu pecho anido con tu nube salada
nuestra derrota dada si la tristeza crece
de todo me he rendido, de tus ganas osada
de tu boca ultrajada, tu gesto desfallece
Autor: Manuel Gimeno cervera.
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