sábado, 23 de enero de 2016

PACTO CON EL DIABLO
Hoy lloraré mi tristeza
con la conciencia tranquila,
el corazón no asimila
esos gestos de crudeza.
Mi pasión y mi nobleza
anclados en tus pupilas
como sombra que mutila
mi dolor y mi franqueza.
Y pactaré con el diablo,
no creas que tengo miedo
si de mi culpa me indulta
cuando te ame en el establo
renegando de tu credo,
amando tu flor oculta.
Autor: Manuel Gimeno Cervera.
España
Derechos reservados.
QUIERO VERTE SUSPIRAR 

En estas tempranas horas 
lo único que deseo 
es ver mi nombre en tus labios 

al despertar en tus pechos,
y me invade la alegría
por todo este amor que siento.
Tu boca entre la almohada
confesando los secretos
cuando en mis manos te tuve,
tu voz rogaba al averno.
El despertar a tu lado
busco el olor de tu cuerpo
para volver a sentir
tu pulso y tu piel de fuego
en la calma de un sollozo,
en el grito de un bostezo.
Quiero verte suspirar,
al alba, decir, te quiero
mirando a tus ojos verdes,
mientras este amor cimiento.

Manuel Gimeno Cervera.
VEN A MÍ VIENTO RABIOSO

A los cuatro vientos grito, 
al ocaso, a su agonía, 
a la vida, a esta alma mía 

y al corazón de granito.

Ven a mí viento rabioso
en mis noches de desvelo,
quita de mí este velo,
hazme un hombre bondadoso.

Quédate en mi ego maldito,
en mi alma, en mi cobardía
y que nazca el nuevo día,
quédate mientras dormito,

evoca al recuerdo odioso,
haz de mi sentir tu gloria
en lo oscuro de mi euforia,
haz que me sienta dichoso.


Manuel Gimeno Cervera.
España.
Derechos reservado.
ME PERDÍ EN TU MIRADA 

Con corazón herido, con el alma tocada,
con el gesto fingido, con la carne rasgada 
con lamento fallido, con la vista cegada,

te busco convenido dentro de tu mirada.

No evoques a tus diosas el soplo de mi aliento
cuando callada posas a mi capricho cruento.
Fueron mis manos briosas quien hizo el juramento
al cráter de tus rosas en mi sueño sediento.

Muéstrate, quiero verte, quitar todas tus prendas
y que tu piel despierte, con gritos, con ofendas,
si vivo entre la muerte que en tus piernas ofrendas,
quiero sentirte, olerte, caminar por tus sendas.

Que mi latido beba del agua de tus fuentes,
fontana que me ceba mi apetencias latentes.
Nuestros cuerpos aprueba con anales dolientes,
inerte desaprueba nuestros cuerpos ausentes.


Manuel Gimeno Cervera.
REO DEL SILENCIO

Seré mañana tierra, el rostro agrío,
la rosa con su tallo y sus espinas
en un mar de lamentos y neblinas,

seré fuego, seré pedrusco y río.

El cielo tormentoso con su brío,
azul columna, púrpura cortinas,
de este gran sufrimiento y su rutinas
y muero muy despacio, solo y frío.

Cuando la muerte pase por mis venas
que mi alma sea pasto de los buitres,
en la orilla del mar, llorando, orando.

Soy reo del silencio y sus cadenas
de las fétidas aguas, sus salitres,
ignorado por todos, confesando.


Autor: Manuel Gimeno Cervera
España
Derechos Reservados.
MARATÓN DE ALEJANDRINOS.

1 No me daña la piel el rocío del alba, 
no me lastima el alma, cielo brioso que enalba 
este amor desbocado, mi otoño y primavera, 

mi invierno entre tus piernas, el néctar de tu herida,
no, no me daña el canto de la muerte fingida,
tu sueño es mi deseo si tu afecto tuviera.

2 Y mi corazón tiembla de tanto que te quiero,
en ese mar soñado, eres tú mi lucero,
con sangre de la viña tu atardecer aclamo,
para que el sol se ciña con gusto a tu terruño,
que las sombras empiecen desterrando mi zuño
con desnudos jadeos, incesante reclamo.

3 Mira cómo se mueven valentones los huesos,
a tu nombre convoco con mis dedos traviesos
como cosa prohibida ceñido a tu enagua
como un vértigo azul en tus ingles mezquinas,
solazando resabios como beso que trinas,
cuando bese tu cuerpo mi labio se hizo agua.

4 Elevando mis ganas, llevándote entre nubes,
la pasión va surgiendo cuando punzante subes
embriagando de sal a mi tallo sangrante.
Concédeme tan solo tu aliento frío mudo
mientras dure la noche, quita de mi este nudo
besando lo sublime, con tu boca cortante.

5 Mis ansias, mis suspiros dan brío a tus pupilas,
al dulce juego abriros, la saliva destilas
tus llamas, dulces brasas me bañan en tu brea.
Hoy como ayer, mi amor secreto inconfesable,
dará vida a tus ojos con ademán amable,
y siento por mi cuerpo la pasión que golpea.

6 Gozo de ti, tu pétalo sin miedo se libera
buscando tu razón que más me desespera,
la que pide un aullido sobre tus pechos rojos.
Te busco entre tus labios, con lágrimas te beso
lamiendo tus despojos como un perro sabueso
empapando tu sexo, la noche y sus sonrojos.

7 A tu libre albedrío dejo mis pensamientos
cuando bese tus labios, rosa de cuatro vientos.
Condenado así voy bajo un cielo de rojo,
tú, mi droga más fuerte, mi dolor infinito
en esta cruel locura, si a tu sexo visito
porque a mi corazón de todo mal despojo.

8 Deseo volver hacia lo bello de tu ombligo
callando tu pudor al corazón abrigo,
anidar mis caricias con su branca nevada
en medio de la noche como planta invasora
dando vida a mi vida cuando el lamento llora,
que florezcan la rosas en esta cruel velada.


Manuel Gimeno Cervera.
HAGAMOS DEL ABRAZO EL PASAJUEGOS.
Pintando de colores tu sonrisa 
jugamos con las rosas de colores, 
prohibido que se escapen sus olores, 
invita al dócil viento con su brisa, 

hagamos de este juego el mundo en risa 
que rimen los poetas, no me llores, 
ya vienen con sus lienzos los pintores 
dejando en verdes valles toda prisa, 

vayamos muy despacio, despacito,
si quieres jugaremos a las cartas, 
serán sin desafíos estos juegos. 

Después de todo juego, yo te invito, 
hagamos de las nubes unas tartas, 
-hagamos del abrazo el pasajuegos-

Abrazo tus sosiegos 
en esta noche oscura, Luna negra, 
me gusta mucho verte aquí, ¡me alegra!


Manuel Gimeno Cervera.
EL DESEO MÁS DORMIDO.

Recuerdo tu cordura y tu gemido, 
profundas son las ganas de tomarte
quisiera con mis brazos abrumarte
lamiendo los desechos de tu nido.

Posees el aliento consentido
que nutre mis caricias al besarte.
Tenerte en mis sueños y desgastarte, 
tu boca mi deseo más dormido

Que fluyan de tu boca los lamentos 
con este yugo gélido en tus piernas,
las voces dulcemente enajenadas,

que nuestro fuego abrase los cimientos
de nuestra piel sangrante que gobiernas,
hambrienta de calientes despertadas.

Suave, negras, saladas, 
tus aguas se derraman sobre mí
tu mar embravecido, yo lo oí.


Manuel Gimeno Cervera.