martes, 20 de febrero de 2018

El Teatro de Sombras de Ofelia (Corona de Sonetos)
Soneto 0
Hay muchas sombras solas en la vida,
tristes, sin dios, sin reconocimiento,
vagan sintiendo su dolor, su herida,
la ausencia de calor es su tormento.
El brillo en la mirada de una anciana
percibe en la negrura tenebrosa
la luz de los deseos sin mañana,
transmuta su existencia temblorosa.
La oscuridad, sintiéndose insegura,
encuentra su lugar y la manera
para vivir en este sinsentido.
Al ser reconocida con ternura
y saber que en el mundo hay quien la quiera,
redime su tristeza y lo sufrido.
.
Helena Restrepo
Soneto I
Hay muchas sombras solas en la vida
que buscan la razón a su existencia;
olvido son del alma preterida
y ajenas al valor de su conciencia.
La nuda soledad, su fiel morada,
condena sus vivencias al letargo,
y, ante esa situación desamparada,
se nutren de vigor ante lo amargo
y buscan desasir sus ataduras.
Se aferran al coraje palpitante
de Ofelia, siguen su presentimiento
y dejan de vivir, esas figuras
-renace de la nada el nuevo instante-,
tristes, sin dios, sin reconocimiento.
Marcos Circenses
Soneto II
Tristes, sin dios, sin reconocimiento,
arrastran su penuria en solitario;
son ánimas que esperan el momento
de alcanzar el dintel del escenario.
Encuentran, junto a Ofelia, los motivos
para amar sus dramáticas facetas
y ocupan un espacio entre los vivos
a través de la voz de los poetas.
Aunque ya no respiran tras su pieles,
la anciana las observa con orgullo
porque bordan la farsa desmedida.
Mientras ellas aprenden los papeles
y sienten que el teatro es todo suyo,
vagan sintiendo su dolor, su herida.
María Rosales Palencia
Soneto III
Vagan sintiendo su dolor, su herida,
maldita la hemorragia que no cede.
Sufriendo una amargura enardecida,
laudo eterno que nada lo trasgrede.
La anciana las cobija con sus brazos,
pues para ella el pecado no se oculta,
le lloran con el alma en mil pedazos,
asidas como a un preso a quien se indulta.
Representan las sombras su gran acto,
cubriendo con careta su alma muerta
sin que nadie sospeche su lamento.
Aunque la llaga hiede a putrefacto,
sufren dolor, no por la herida abierta,
la ausencia de calor es su tormento.
Alex Smith
Soneto IV
La ausencia de calor es su tormento,
tan frío como el témpano temprano
que se alza en la rosada, polvoriento,
y nace en soledad sin lazo humano.
Es lívida y feroz, ruda y agreste,
la estancia en el salón, la etérea risa
el velo de la noche, luz celeste;
la niebla, en el silencio, es blanca prisa.
Recuerdos y emociones, leyes, normas,
conjuran, los crepúsculos, la ausencia
de encuentros al trasluz en la ventana.
Amaga, en los estilos y las formas
de espíritus de libre iridiscencia,
el brillo en la mirada de una anciana.
Enrique Sabaté
Soneto V
El brillo en la mirada de una anciana
revela en las tinieblas su gran luz,
la luz de quien anhela aquella arcana
aurora sin lo amargo de la cruz.
Un soplo es esa vida pasajera
en este panorama tan remoto
y siempre nuevo, donde en la frontera,
se encuentra Ofelia en su teatro ignoto.
El mundo desconoce su talento,
las sombras reconocen su fulgor
y el don de su existencia provechosa.
La luz de los poetas de este cuento
fulgura con la magia que el amor
percibe en la negrura tenebrosa.
Teresa Amado Nervo
Soneto VI
Percibe, en la negrura tenebrosa,
el alma de sublimes estructuras
e intenta liberarlas, cautelosa,
por medio de su amor y sus lecturas.
Comparten soledades y pobrezas
y siguen un camino por el verbo,
mas saben que, al compás de sus destrezas,
se llena de dulzura el mundo acerbo.
A veces surgen leves discusiones,
peleas caprichosas e infantiles,
que dejan al trasluz la parte humana.
Al punto, las soñadas ilusiones
desvelan los aspectos más sutiles,
la luz de los deseos sin mañana.
Tere Bas
Soneto VII
La luz de los deseos sin mañana
es como la agonía, la tortura
que tiñe la razón de sangre grana
al primer resplandor que el sol supura.
En las oscuras noches de clamores,
las sombras se pasean sin grilletes,
sin luna, sin estrellas, sin temores,
por el aliento afín de los sainetes.
Duele la soledad de su belleza,
la herida en su garganta, pecho y ojos.
¡Insoportable voz supersticiosa!
Apoyando su tez en la maleza,
Ofelia deja el alma entre rastrojos,
transmuta su existencia temblorosa.
Manolo Gimeno Cervera
Soneto VIII
Transmuta su existencia temblorosa
en un reino de sombras, sin dolor;
la ilusión es la savia más hermosa
que su teatro da al espectador.
Cada función es juego y es combate,
descriptiva emoción en anarquía;
su viejo corazón de nuevo late
mientras repite estrofas de poesía.
Tanto ruido en el mundo le es adverso,
por eso Ofelia expresa, sublimada,
la llama del lenguaje, su aventura.
Ha huido del fulgor de su universo,
cohibida de esa voz aventajada,
la oscuridad sintiéndose insegura.
Mardy Mesén Rodríguez
Soneto IX
La oscuridad, sintiéndose insegura,
deposita en su cálida pujanza
el caudal de su tenue arquitectura,
expectante de amor y de confianza.
Disciplinada, Ofelia, saca cuentas,
apuntes de su pálido inventario:
silencio, vida gris, horas muy lentas...,
un corazón enorme y solitario.
"¿Qué tengo que perder? Nada -se dice-;
¿qué tengo que ganar? ¡acaso tanto!..."
y aunque nada ganara ni perdiera.
La bondad con su ingenio se condice,
y, creando un refugio de su manto,
encuentra su lugar y la manera.
Roberto Francisco Almeyda Rospigliosi
Soneto X
Encuentra su lugar y la manera
de crear, entre sombras, fantasías,
logrando ser aquello que antes era
entre espacios mentales y utopías.
Da vida a sus recuerdos fantasmales,
que viven como viven las personas
que interpretan papeles teatrales,
felices como hadas juguetonas.
Renuncia a su letal aburrimiento,
asumiendo una vida imaginaria,
más allá del teatro tan querido,
y se echa a andar, sin rumbo, a paso lento,
a ningún lado, de frente, como un paria,
para vivir en este sinsentido.
Luis Salvador Trinidad
Soneto XI
Para vivir en este sinsentido,
para gozar las pautas del presente,
para tornar en vivo lo antes ido,
Ofelia se fusiona con lo ausente;
regala la experiencia de su viaje
en soplos del olvido rescatados,
e impregna, con su indómito coraje,
a sombras señaladas por los hados.
Transforma cada acto su palabra,
y esculpe primaveras sobre el lienzo
que torna en ilusión la forma oscura.
Pues goza, sueña, vibra, mientras labra,
apenas sin notarlo, otro comienzo
al ser reconocida con ternura.
Mar Garcia
Soneto XII
Al ser reconocida con ternura,
la sombra campa etérea y amistosa
junto a Ofelia, el ángel que procura
sacarla de la crónica escabrosa.
La mirada indulgente de la dama
hará que se ilumine su reflejo,
creando sobre el suelo un pentagrama
a modo de fantástico cortejo.
Su propia levedad la identifica
como algo personal e intransferible
capaz de estremecer a quien la viera,
porque una bella anciana reivindica
su lugar en la historia, ser visible,
y saber que en el mundo hay quien la quiera.
Teresa Fernandez
Soneto XIII
Y saber que en el mundo hay quien la quiera
conforta el generoso corazón
de quien humilde poco pareciera,
mas se dejó llevar por la ilusión
Cuando escapó su afecto verdadero,
a cara descubierta y sin bagaje,
abrió su bolso, se caló el sombrero,
y marchó como el viento entre el follaje.
Acogió a cada sombra en armonía
e identidades repartió feliz,
otorgando al incógnito un sentido.
Supo Ofelia ofrecer su compañía
y, apuntalando en nubes su raíz,
redime su tristeza y lo sufrido.
Inmaculada Nogueras Montiel
Soneto XIV
Redime su tristeza y lo sufrido,
susurrando a las sombras el libreto
que resurge en su mente cual latido

de un viejo corazón de amor repleto.

Ella guarda en el alma las historias
de dolor o placer, y allí se hacinan,
como un regio pilar de sus memorias
donde todas sus sombras se adoctrinan.
Una mañana gris de primavera,
Ofelia se marchó sin equipaje,
por sus sombras, al cielo, perseguida.
La clara voz de su virtud entera
se eleva como nítido mensaje,
¡hay muchas sombras solas en la vida!
Mari Carmen Rodríguez Camargo
Corona 2 , basada en el Cuento: El Teatro de Sombras, de Michael Ende. Hecha por componentes del Grupo: "Malditos Bastardos" 19 de Febrero 2018
El teatro de las sombras de Ofelia
(Corona de sonetos)
.
Soneto 0

Ofelia es la mujer predestinada,
es ella el alma máter de este cuento:
la anciana acoge sombras de la nada
y en ellas cobra vida el sentimiento.
.
Enseña a sus amigas cada día
a hinchar el corazón de la belleza,
son muchas las que aprenden poesía
y el verso tibio aleja la tristeza.
.
Oculta su pasión a los mortales,
le da la espalda al mundo conocido:
Ofelia tiene un aura diferente.
.
Da aliento a sus anhelos teatrales,
esmalta la existencia de sentido
e ignora los murmullos de la gente.

María Rosales Palencia
.
.
Soneto I

Ofelia es la mujer predestinada,
de estirpe gris y de existencia noble,
pariente secular de la enramada,
encarnación totémica del roble.
.
Pequeña como un astro titilante
que se destaca en medio de la bruma,
entusiasta, lacónica, exultante,
¡para volar nomás le falta pluma!
.
Y aquí me callaré. Dirán sus obras
mucho más que mi numen apocado,
que débil me será todo argumento
.
para cantar sus múltiples zozobras,
que al fin solo doy forma a lo narrado:
es ella el alma máter de este cuento.

Roberto Francisco Almeyda Rospigliosi
.
.
Soneto II

Es ella el alma máter de este cuento
a pesar de su talla diminuta;
con una voz menuda, como el viento,
susurra los libretos y disfruta.
.
Su puesto está detrás de bastidores,
desde donde las letras siempre besa,
para que no enmudezcan los actores,
y no quiere brillar, no le interesa.
.
Y, cuando el escenario queda oscuro,
vacío de talento y sin oficio,
Ofelia está perdida, desolada;
.
su paso se hace lento e inseguro,
mas descubre un insólito servicio:
la anciana acoge sombras de la nada.

Helena Restrepo
.
.
Soneto III

La anciana acoge sombras de la nada,
que, junto a su pasado, va arrastrando.
De espinas su cabeza coronada,
la oscuridad la sigue conquistando.
.
Escucho sus lamentos que estremecen,
su ser está sangrando desde dentro,
¡ya las fuerzas de Ofelia languidecen!,
demonios se acumulan en su centro.
.
Vierte lágrimas rojo carmesí,
marcando sus mejillas al caer;
ya nada causará más sufrimiento.
.
Mirando al cielo, dice: ¡ya vencí!
las sombras ven el nuevo amanecer,
y en ellas cobra vida el sentimiento.

Diana Santiago
.
.
Soneto IV

Y en ellas cobra vida el sentimiento,
y en ellas aparece la amargura
del pétalo, su flor y su sarmiento,
su raíz que adolece de ternura.
.
¡Oh, triste, la muchacha enamorada!,
Las huellas que seguía en su asfixiar
apagaron el brillo en su mirada,
aunque nunca dejara de soñar.
.
Iba un sí, sempiterno y solitario
en su pecho, redobles de un tambor
en su boca que aciaga enmudecía.
.
Desdobló enloquecida su sudario,
como loca, los tintes de su amor
enseña a sus amigas cada día.

Carlos Corredor Camara
.
.
Soneto V

Enseña a sus amigas cada día
la pasión extenuante que la envuelve,
esa necesidad en sí vacía
y que, al tiempo, tan plena y honda vuelve.
.
Ofelia toca el alma a lo diverso
y a escena salen alas de los ojos,
bordando tanto como lleva inmerso
y andaba maniatado entre cerrojos.
.
De nuevo, sumergida en la lectura,
ven la luz personajes investidos
que aprenden a versar con sutileza.
.
Si enmudecen apunta con soltura.
Así regresa el aire a sus latidos,
a hinchar el corazón de la belleza.

Juan Risueño Lorente
.
.
Soneto VI

A hinchar el corazón de la belleza,
que queda en sus pupilas reflejada,
una nueva andadura, Ofelia, empieza,
una nueva andadura esperanzada.
.
En unión de su sombra, sigue andando,
dejando atrás las zarzas y el espino;
mas, durante el camino, van llegando
otras sombras sin dueño ni destino,
.
y piden que la anciana las recoja,
puesto que están cansadas de vagar,
ya que nadie en el mundo las quería.
.
Pero ella se conmueve y las aloja,
pues sabe que, al sentirla recitar,
son muchas las que aprenden poesía.

Carmen Aguirre
.
.
Soneto VII

Son muchas las que aprenden poesía,
las sombras liberadas y confusas
por átomos de luz, es rebeldía
sedienta en la fontana de las musas.

Palabras declamadas en un hilo
de voz imperceptible y amorosa:
un arma terrenal de doble filo,
de amable sentimiento y melodiosa.

Tan sólo se distingue, etéreo rayo,
la mano que saluda y languidece
en la conversación: ¿duda o certeza?

Silencio celestial, mudo desmayo,
en lágrimas solemnes reverdece
y el verso tibio aleja la tristeza.

Enrique Sabaté
.
.
Soneto VIII

Y el verso tibio aleja la tristeza
cuando la noche viene galopando
con los ojos vacíos de nobleza,
con sus rizos de plata envenenando.
.
Saturada de dudas amanece,
con el temor del miedo en sus entrañas,
y el brillo alegre de sus ojos crece
mientras el viento seca sus pestañas.
.
Abraza con sus alas al ocaso
que se adueña de todos sus respiros
con la muerte esperando en los juncales.
.
Con la mirada herida del fracaso
maldiciendo los últimos suspiros,
oculta su pasión a los mortales.

Manolo Gimeno Cervera
.
.
Soneto IX

Oculta su pasión a los mortales,
y las sombras dibujan sus ensueños
luminosos en días surreales
donde el arte y la magia son sus dueños.
.
Ofelia en sombra y luz desenmascara
el don que se ocultaba en la sordina
al místico teatro que creara,
al fin de su existencia que declina
.
en dura soledad y anonimato,
en rica y singular literatura,
sin nunca haber al mundo relucido.
.
Se le abren otras puertas, por mandato
del cielo y por el ego; su bravura
le da la espalda al mundo conocido.

Teresa Amado Nervo
.
.
Soneto X

Le da la espalda al mundo conocido
en busca de ilusiones sin fronteras
y sueña que sus sombras se han metido
en viejas poesías prisioneras.
.
Jamás se rinde al negro de la noche
ni al sol abrasador de la mañana
y no hay en su cansancio ni un reproche,
pues sabe que al final el tiempo gana.
.
Apenas un susurro silencioso
recorre el escenario como antaño
y evoca algún recuerdo de su mente.
.
El brillo de un pasado luminoso
le confiere a su cuerpo un don extraño;
Ofelia tiene un aura diferente.

Tere Bas
.
.
Soneto XI

Ofelia tiene un aura diferente,
es hada de los tristes, es la lanza
cuyo ristre se abraza al inconsciente
entre locura y mágica esperanza.
.
Es amoroso sol de dimisorias
brumas donde la luz perdió su albura;
la cristalina voz de esas historias
que a las sombras dan vida y singladura.
.
Suspira, ríe, sueña, es su costumbre
endulzar del momento la aspereza
entre ensayos y actores espectrales.
.
Y esa pasión burló la pesadumbre,
pues el lírico drama que encabeza
da aliento a sus anhelos teatrales.

Mardy Mesén Rodríguez
.
.
Soneto XII

Da aliento a sus anhelos teatrales.
El mundo no se cambia de repente:
las sombras se harán dioses inmortales
para modificarlo lentamente.
.
Pues siguiendo la ley del universo
no interesa la nimia actualidad
pero sí que se alumbran, verso a verso,
nuevos mundos y nueva humanidad.
.
No es mesiánica, Ofelia. Mas intuye
que el suyo es precursor de otro escenario
cuando ella y sus sombras se hayan ido.
.
Y dando tiempo al tiempo todo fluye.
Lo más simple, es decir, lo extraordinario
esmalta la existencia de sentido.

Manolo Gonzalez
.
.
Soneto XIII

Esmalta la existencia de sentido,
un sentido real e imaginario
que separa a la muerte del olvido
y ofrece a cada sombra su “sombrario”.
.
Ofelia en su teatro está instalada
en medio de fantasmas y recuerdos.
Se encuentra en el pasado congelada
incapaz de vivir como los cuerdos.
.
Al alma que se encuentra la recoge,
y le hace revivir su fama y arte
en un gran escenario inexistente.
.
A las sombras mortales las acoge,
convierte a cada ser en su baluarte
e ignora los murmullos de la gente.

Luis Salvador Trinidad
.
.
Soneto XIV

E ignora los murmullos de la gente
aquella a quien la nada le dio todo.
Las sombras de una savia indiferente
le legan, tras morir, el acomodo.
.
La farsa y la tramoya, la tragedia
y el drama, la farándula y la rima,
se besan con el verso y la comedia,
liberan de la escarcha a la calima
.
e inyectan de fulgores un proscenio
que muestra su virtud ante la gloria.
Se calma esa avidez inveterada
.
que tienen los que admiran el ingenio,
pues saben que, por siempre en la memoria,
Ofelia es la mujer predestinada.

Marcos Circenses
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Corona 1 , basada en el Cuento: El Teatro de Sombras, de Michael Ende. Hecha por componentes del Grupo: "Malditos Bastardos" 19 de Febrero 2018