Lilit
Señora mía, aquí mis manos tienes;
hoy como ayer bañadas de rocío
sin pena, sin cuidado me encadenas
a tu piel verde donde Adán sonrío.
Al borde del manzano de amor llenas
de rosas y perfumes, Dios rujío.
Quisiera ser tu ángel tenebroso
quisiera ser tu fuego clamoroso.
Manuel Gimeno Cervera.
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