sábado, 27 de febrero de 2016



LA TIERRA 






Lloro desconsolada, mal herida,
invisible, homicida, 

el hombre ha perforado mis entrañas;
ya no canto, me siento adolorida,
desconsolada, hundida,
en estas negras brumas tan extrañas.

Mis océanos lágrimas de vida,
en la tierra dormida,
el marinero cuenta sus hazañas
y canta la sirena enfurecida
enojada, aturdida
por el luto que lleva en sus pestañas.

La tormenta de Abril aún no llega,
mis ríos moribundos secos mueren,
los peces nadar quieren
y el progreso acerado se los niega.

Y a mi agonía mísera segrega,
al árbol moribundo lo malquieren;
talado lo prefieren,
ya la brea derramada me doblega.


manuel  gimeno cervera.

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