sábado, 27 de febrero de 2016

La noche y su silencio

Recuerdo tu mirada entre la gente,
sensual y penetrante que enamora;
tu esplendoroso andar de pecadora
seduce al corazón más insolente.

El día se hace lento, más doliente,
quisiera conocerla más señora,
morir mi fe no quiera entre su aurora
si solo soy tiniebla entre tu frente.

Déjame que naufrague por tus pechos,
me rindo a los embrujos de tu vicio,
corrompe mi virtud en tus pecados.

Que los latidos queden satisfechos,
corrompiendo la noche y su silencio
y queden complacidos, destrozados.


Autor: Manuel Gimeno Cervera.
Derechos reservados.
España.

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