martes, 26 de mayo de 2015

¡CUÁNTO TE AMO!, VIDA MÍA
Y, si me oculto
donde nacen tus lágrimas,
puedo escribir un poema
y matar el hastío que te consume.
¡Rasga le apatía que te ciega!
Que no ha de ser parte de mis ojos.
Si tus ROSAS florecieran
en las yemas de mis dedos,
lograría componer las mejores melodías.
¡Mis besos!
Te los dedicaría día a día
con un verso entre mis labios,
te diría... ¡Cuánto te amo!, vida mía.
Con un beso decirte adiós, y un hasta luego
para cuando el destino nos una nuevamente,
como en ese invierno frío.
Mas, siempre regresas
pues soy el jardín de tus emociones.
¡Hoy mata el hastío que consume!

LA CONDENA DE TU PIEL
Hice de tu sombra mi señora
de tu boca mi mordaza
de tu cuerpo mi ataúd
esclavo soy de tu mirada tórrida
como lágrimas negras en los funerales.
En tu corazón están escritos los epitafios
de amantes desahuciados…
¡Aquí amé, aquí fui amado!
ESPINAS cuelgan de tu frente,
recuerdan lo que fue,
de tu piel, la condena.
Ojos inocuos
mi carne desgarran,
el sabor de la sangre te excita,
despertando en ti,
a mi sexo estremece.
No temo a la carencia de tus besos
ni al rocío en tus mejillas
soy esclavo de tu sombra
donde tú existas… ¡Yo viviré!
Autor: Manuel Gimeno Cervera.
España
Derechos reservados.

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